EROS, EL AMOR PRIMORDIAL

En la Teogonia de Hesíodo, Eros formaba parte de la primera Triada: CAOS, el espacio primero, GEA, la sustancia de la que se creará el Universo, y EROS, el Amor Primordial.

¿Pero qué tipo de Amor, entre quién, si aún no había ni dioses ni hombres? Lo que Eros pone en marcha es la capacidad de Amar, es decir, la búsqueda de lo que a cada cual le falta. Y para ello, Eros proporciona la polaridad en todo, de tal manera que todo puede encontrar su contraparte en el proceso del Amor. Todo tiene una polaridad: positivo y negativo, alto y bajo, ignorante y sabio, y así en todo el Cosmos. Eros, con este proceso, dota al Universo de Movimiento, y posibilita la Unidad desde la Multiplicidad.

¿LA CLAVE ESTÁ EN LA BELLEZA?

Platón, por boca de Sócrates, otorga a la Belleza y al Amor el camino de un profundo conocimiento: llegar a la esencia de las cosas, a lo Verdadero. Para los griegos la verdad se encierra en la esencia inmutable de las cosas. Para Platón, Verdad (o Bien), Belleza y Justicia son arquetipos que se hallan unidos, y propone como una forma de conocimiento superior, de acercarse a la Verdad, hacerlo a través de la Belleza, que es más accesible.

El Amor es la vía para percibir la Belleza, y por lo tanto, para llegar a la Verdad. Cuando en las personas, en las ideas, en el paisaje, en el arte, en una obra acabada, se percibe la Belleza (y se está despierto a ello) se produce un enamoramiento, y ese amor conecta con el interior del ser amado.

COMPRENDER CON EL CORAZÓN

Para muchos, el corazón encierra la identidad del ser humano. Para los antiguos egipcios, que conocían la existencia del cerebro, no era este, sino el corazón, donde se encontraba el alma del hombre, y por tanto, donde se registraba el valor moral de las acciones, y en el juicio final, se pesaba el corazón del difunto.

Para la tradición ayurvédica, el corazón representa la realidad humana, entre lo animal y lo divino, y contiene el cuarto chakra, el cardiaco, entre los tres inferiores y los tres superiores.

Es como si en el corazón se diera validez a la comprensión de una realidad, previamente analizada por la mente. Comprender con el corazón es aprehender, es decir, llegar a poseer un conocimiento que se razona y se siente como cierto.

Manuel Ruiz

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